sábado, 18 de julio de 2009

VALOR AGREGADO

“Cualquier empresa que ofrezca productos y servicios basados en conocimiento, lo entiendan o no, se convertirá en una empresa inteligente, en una organización que aprende”

S. Davis
Entre sus muchos resultados, la administración del paradigma del conocimiento y de la actualización trae como consecuencia el surgimiento de nuevas verdades arquetípicas, las cuales determinan nuevas pautas del juego organizacional y -a su vez- prescriben el estilo de competir.

De la capacidad de comprender, asimilar y adaptarse a estas nuevas reglas de la competitividad global dependerá el éxito de las empresas y su sobrevivencia en el futuro (Teoría de la Evolución Natural de las Especies, Charles Darwin: “sólo los mejores adaptados sobrevivirán”).

La gran mayoría de los líderes organizacionales desea poder obtener información, pruebas sobre estas verdades que reafirmen las nuevas realidades, que ya están vigentes, pero que en el grueso de los casos la información -como una de las bases generadoras de conocimiento- no existe: aún no ha sido creada ni por las organizaciones y, mucho menos, por los empresarios que pretenden lanzarse por la contingencia de un estilo innovador.
Cada paradigma o modelo distinto conlleva diferentes niveles y formas o maneras de competencia. Como consecuencia de estas nuevas realidades, es muy probable que las estrategias exitosas que en el pasado funcionaron, ya no lo sean para el presente y mucho menos para el futuro. La conceptualización moderna acerca de la arquitectura y la estructura de las organizaciones ha cambiado en los años recientes. Los líderes que pretendan ser exitosos en esta “aldea planetaria” han de tener la capacidad de aprehender las reglas para crear ventajas competitivas.

De acuerdo con los especialistas en las Nuevas Tecnologías de la Comunicación y la Información, aseguran que esta última es una materia prima mientras que la inteligencia es el recurso mental mediante el cual se le adiciona valor a esa materia prima al generarse lo que se denomina: el conocimiento (un insumo muy especial para la generación de productos, independientemente si éstos son bienes o servicios). Desde esta perspectiva se puede asegurar que el único saber que sí existe es la evidencia de que el viejo paradigma puede que ya no exista (porque -a veces- el paradigma viejo siempre se mantiene vigente; por ej.: “el humano pertenece al reino animal”, a diferencia de que “la tierra es plana”).

De acuerdo con la re-evolución empresarial y las nuevas reglas del juego que surgen del paradigma del conocimiento y que están cambiando radicalmente la visión de los líderes organizacionales, figuran -entre otras- las siguientes: 1) la mayor parte del valor agregado en los productos (bienes o servicios) se deriva del conocimiento y de la inteligencia; 2) la información es un insumo básico de la producción; 3) la tecnología ha transformado a las organizaciones; 4) la capacidad y pronta respuesta es una innovadora estrategia empresarial; y 5) la innovación es una estrategia permanente de cambio (kayzen mejoramiento continuo).

Cada una de estas nuevas reglas del juego organizacional requiere de un diferente modelo mental de la conceptualización de las organizaciones y lo que ellas hacen. Las empresas que mejor entiendan estas normas, tienen la capacidad de desarrollar más rápidamente sus respectivas ventajas competitivas, mientras que las organizaciones que no tengan la capacidad de innovar estarán en franca desventaja. Esto resulta más fácil de ser admitido cuando la primera de ellas se comprende a la perfección: “el mayor valor agregado deriva del conocimiento y de la inteligencia”, lo cual exige el talento, la clarividencia, la perspicacia y la sagacidad de saber sacar el máximo provecho (utilidad, fruto, ganancia) al conocimiento que se tiene.

La sociedad industrial reclamaba bienes y servicios a bajos precios. La sociedad del conocimiento coloca en un lugar primordial a los datos, a la información y al saber y reclama la tecnología más apropiada para su gestión en aras de la creación de valor agregado (lo cual implica gente capaz para tal cometido). Los líderes de estas organizaciones pensaron en la llegada de una nueva sociedad e intentaron buscar y hallar un recurso dinámico (potente) que les pudiera garantizar la generación de valor agregado, así como adecuar sus organizaciones a los continuos cambios del entorno mundial.

Estos líderes determinaron que el conocimiento es el recurso que debían desarrollar. Al refirmar esta idea, de que los productos (bienes y o servicios) están sostenidos por un conocimiento actualizado, se cambió radicalmente la esencia de las organizaciones, por cuanto los paradigmas empresariales cambiaron totalmente; entre esas modificaciones se pueden mencionar las siguientes: 1) la percepción de los clientes cambió; 2) los ciclos de vida se reducen dramáticamente; 3) los costos de producción se relegan a segundo plano; 4) las empresas toman muy en cuenta la variable tiempo; 5) los precios se fijan subjetivamente; y 6) el desarrollo del capital intelectual (donde halla vida y fluye la inteligencia) se convierte en la base de cualquier estrategia empresarial (de aquí que algunas empresas dedicadas a la formación y desarrollo del recurso humano pregunten: “¿Qué le está enseñando su organización a sus integrantes y qué tan bien se lo está enseñando?” adicionando: “Quien sólo aprende habilidades corrientes no pasa de ser un individuo común y corriente. Hoy, todas las organizaciones deben enseñar a sus integrantes a ser extraordinarios”).

El término generación de valor agregado -vía conocimiento- es semejante a lo que algunas empresas japonesas llaman chika, para referirse al conocimiento que se ha invertido en un producto. En norteamérica utilizan la expresión “knowledge-value revolution” para describir denominar al fenómeno o proceso de la transición en la valoración de los productos (bienes o servicios) de una base material a una de conocimiento.



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